Juan Antonio Segovia y Páez: La
influencia de la poesía en un contexto abstracto
La abstracción surge a partir de enfatizar la fuerza expresiva de la materia, la
informalidad, la densidad o no de los contrastes matéricos. La abstracción
aparece a partir del año 1910, como una clara reacción al realismo, además de
estar influida por la aparición de la fotografía. En consecuencia se lleva a
cabo una dialéctica entre abstracción y realismo, coincidiendo con la crisis del
arte figurativo.
La abstracción se asienta en la necesidad de la no forma, de expresar
plásticamente nociones de sensaciones, videncias, experiencias, ideas,
temáticas, visiones, sueños y alusiones, sin que por ello tenga que mediar
ningún tipo de representación figurativa concreto.
Irrumpe con fuerza la determinación en la evidencia de lo no concreto, la
dialéctica del cambio plástico, mostrándolo en la masa densa o no, consolidando
un lenguaje nuevo visualmente plástico, autónomo, con todas significaciones
específicas. Por esta razón la obra creativa plástica del artista andaluz,
residente en Tenerife, se inmiscuye en la dinámica de lo abstracto, buscando
expresar la elipsis poética y los estadios del alma, de tal forma que no tenga
que hacer concesiones que limiten su pensamiento y sus mensajes.
La abstracción le permite ser sereno, expresivo, lánguido o voluptuoso, sin
necesidad de traducir los estadios anímicos a imágenes concretas. Es más, le
posibilita extender su lenguaje poético a favor de una actitud plástica que
viaja más allá de las consecuencias de lo artístico, para ser literatura
narrativa de sus elucubraciones, poesía de sus anhelos en un contexto de
libertad.
La abstracción surge en la historia de la pintura como consecuencia de las
experiencias fauvistas y expresionistas, que se fundamentan en potenciar la
fuerza del cromatismo, buscando la expresión romántica, la abstracción lírica,
el expresionismo abstracto y el informalismo. También es la antesala de la
posterior experimentación cubista, la geometría y el constructivismo.
La actitud abstracta de Juan Antonio Segovia y Páez se basa en la determinación
de la alegoría de los sentimientos, porque conceptúa el abstracto como vehículo,
en el que lo importante es la no concreción visual figurativa, pero que, a la
vez, aglutina aquello que se percibe y es por sí mismo, a partir de energías,
formas y colores. Es más, busca la expresividad a partir del color, en contextos
donde el espacio interviene como protagonista porque constituye un lugar de
contraste.
La no forma, la incardinación y acción del color interactúa con fuerza, buscando
la expresividad natural, la determinación del alcance último del subconsciente,
a través del cual el creador libera sus ideas, permitiéndose un margen de
libertad absolutamente evidente.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte
(AICA)