Roberto Benítez, contacto con el más allá

 

 

Seres que se desplazan sin cuerpo, almas, espíritus, conformaciones vibratorias, imágenes de personas, animales, objetos y elementos. Roberto Benítez es un expresionista apasionado, que pinta lo que ve, más allá de lo evidente. 


No repara en medios, concentrándose a nivel energético en un auténtico acto catártico, despojándose de sus vestidos y limitaciones, entrando en trance, viajando hacia los mundos innombrables, que están ahí, en realidades paralelas. Realidades que son la expresión de la propia diversidad compleja de mundos, producto de la energía natural y física, pero también, como resultado de la energía espiritual.


Contacta con el más allá a través de su pintura, método automático, volcánico, torrente de lava desbocado, que deja fluir toda su pasión, siendo la imaginación el conducto; pero, mientras, su verdadero laboratorio creativo descansa en el proceso de selección de las distintas realidades. No es cuestión de neuronas, sino de saber interpretar de forma natural los signos y símbolos que nos encontramos, que son pistas, que allanan el camino de la búsqueda interior y exterior.


Somos producto de nuestras circunstancias, pero también podemos alterarlas, dado que estamos formados por energía, desarrollamos la fuerza de la determinación, la fortaleza de la ambigüedad, contenida en el marasmo acariciador, en aquellos mundos imprescindibles que nos acompañan con claridad natural, que nos impulsan a recorrer la evidencia de los iconos, llaves, que permiten pasar de una realidad a otra. 


El más allá, los más allá de acá, son otras realidades, que existen sin tiempo, que no están limitadas por el espacio, por que, en sí mismas, son espacio; el espacio, diversos espacios, que se contienen como las muñecas rusas, para, finalmente, no ser.


El contacto con el más allá es producto de la propia idiosincrasia del creador plástico andaluz, un ser dotado de alma ingenua, casi infantil, que recuerda la pureza hippie que, enarbola el arco iris de la naturaleza, para indagar en la mente cósmica.


Cree y quiere creer a la vez, es un buscador que se busca a sí mismo, que se halla, porque es él mismo. Siendo, considerándose el ser, se es. De ahí que su obra sea el producto resultante de su propio ser. 


Su contacto con el más allá crea una unión con la determinación de la evidencia de la propia existencia. 


Las dimensiones paralelas existen porque somos, pero al margen de nosotros, seguirían existiendo. En consecuencia todo en el cosmos está interrelacionado hasta lo que desconocemos. Pero, no, por el hecho de ser desconocido, debemos rechazarlo. De ahí que la profesión de fe de Roberto sea clara, acepta lo que no es demostrable pero que es.

 

 

 

Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte 

 


     

 

 

 

 

 

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