Exposición de la instalación en
el estudio del artista pintor de Perú
durante los meses de noviembre
y diciembre de 2007
Luis Alarcón, El cardenal y la
mirada del poder en la ambigüedad de lo sutil
Basada en una pintura, realizada
por el mismo artista peruano en 1988, titulada ‘El Cardenal’, en óleo sobre
madera natural, hojilla de oro, fibra de maguey y de unas dimensiones de
160x117x40 cm, Luis Alarcón ha construido una instalación.
La citada pintura exhibe la figura
del cardenal, de un cardenal con gato en brazos, destacando el sillón del mismo.
El sillón del cardenal, la evidencia del pontificado, de quien ostenta la
facultad del poder de Dios en la tierra.
De mirada profunda y directa, sentado en el trono, disfrutando de su poder,
pero, también, insinuando su pesar y melancolía, su emplazamiento constituye una
dicotomía entre la idea de defensa de la evidencia espiritual y la idea del
poder mezclada con la renuncia a todo lo material. Es ambiguo, pero, al mismo
tiempo, determina la realidad de un posicionamiento en el que la controversia se
incrementa.
Es el final del laberinto quien exhibe los vericuetos empleados para mostrar las
posibilidades de su propio comedido.
El sillón, la poltrona, la constatación de una necesidad de asentarse en la
tierra, partiendo de un discurso espiritual es lo que puede confundir a todos.
Lo espiritual significa rendir culto a una esencia y a una actitud que se
apartan de las riquezas y de lo matérico. Superar el espejismo, avanzar al
margen del maya desbocado, para alcanzar la fuerza del destino iluminado. De ahí
que el personaje del cardenal se muestre con el gato, símbolo de asentamiento,
de estar en una posición elevada que le permite poseer un animal, trono, sillón,
poder, habitáculo suntuoso. Pero, la mirada viaja más allá de lo limitado, se
esparce en el recinto del laberinto, lejos de las múltiples salidas, porque ha
optado por determinar cual va a ser su compromiso.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte