FRANCISCA BLÁZQUEZ
              

Revisando el currículum de Francisca Blázquez podríamos pensar que nos encontramos ante una artista de avanzada edad, a juzgar por su extensa trayectoria y por la madurez artística necesaria para acometer con seguridad el estilo con el que se identifica; podríamos incluso imaginar que la artista hace tiempo que habría tocado techo en su recorrido artístico y que por fin ha logrado su autorrealización artística. 

Nada más lejos de la realidad. En primer lugar porque estamos hablando de una mujer que aún no ha cumplido los cuarenta y su juventud presagia una futura evolución de su devenir artístico y en su modo de concebir su obra. En segundo lugar porque sus obras revelan un marcado rasgo inconformista, propio de una persona que se halla en pleno proceso de investigación plástica y que, por consiguiente, cabe esperar que aspirará a cotas más altas de las logradas hasta ahora. Y no porque lo logrado sea irrelevante, sino porque en teoría aún posee terreno por delante para seguir creciendo en su producción. Y como quiera que su trayectoria es ya en la actualidad intensa y brillante, podemos pensar que estamos ante una gran promesa del nuevo arte español para el presente siglo, artista que aún no lo ha dicho todo y que a buen seguro dará que hablar en las próximas décadas.
Revisando sus obras, no es difícil percatarse de que sus trabajos poseen un estilo propio y peculiar. Sin duda su modo de expresión es arriesgado por cuanto se traduce en una innovación que rompe a la vez con los prototipos considerados clásicos y a la vez con los cánones del modernismo. A primera vista puede incluso ser chocante, como lo eran Miró, Picasso y Tàpies en otra época. Un estilo que ella misma no duda en denominar dimensionalismo, atrevimiento mediante el cual recrea espacios imaginarios tridimensionales de gran complejidad espacial pero que se desmarcan de artistas del op-art como Víctor Vasarely o Günter Frühtrunk. Espacios cálidos a veces y a menudo de extrema frialdad, con texturas virtuales que no dejan indiferente al observador. Un riesgo que asume defendiendo sus creaciones con insistencia; una constancia que sin duda ha caracterizado tradicionalmente a los grandes autores, más preocupados de la autorrealización a través de la expresión personal de sus trabajos que del hecho de tener que agradar necesariamente al espectador.

Líneas frescas, aparentemente sencillas, que deambulan sobre fondos virtuales cargados de movilidad y cinetismo. Creatividad y dinamismo que denotan un espíritu clarividente de los espacios, y una vitalidad que dejan entrever una personalidad energética, con elevada motivación de logro y espíritu de sacrificio que por otra parte se ve refrendada en el constante esfuerzo que esta artista hace por mostrar y promocionar su obra no sólo en su ciudad natal sino fuera de ella. 

Su inquietud y su obra multidisciplinar que abarca los principales palos artísticos (grabado, dibujo, pintura, escultura, fotografía…) son indicios inequívocos de madurez, descaro y desparpajo. 

Por todo ello, para la Asociación Cultural Aires de Córdoba es una satisfacción poder presentar la próxima exposición de pintura de Francisca Blázquez en Sala Aires, por cuanto constituye una interesante aportación en el recorrido artístico de este espacio cultural..

        

 

Francisco M. Arenas Rodríguez


Presidente de la Asociación Cultural Aires de Córdoba

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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