Francisca Blázquez, la constante búsqueda de la trascendencia
NUEVA
YORK, JADITE GALLERIES - AÑO 2005.
El mundo que conocemos está formado por elementos geométricos, aunque la
presencia de los detalles y de las características externas los disfracen
y los disimulen en muchas ocasiones. Vemos una realidad que es producto
de nuestro conocimiento y de la historia, de nuestra propia vida y de
otras muchas vidas de hoy, de ayer y de anteayer. Todo suma. Somos
personas compuestas de consciente e inconsciente. Nosotros observamos las
cosas, sentimos las sensaciones, intelectualizamos o no las
circunstancias en función de la propia evidencia real consciente. Pero no
queda ahí la cosa. También conectamos con el inconsciente y, por lo
tanto, también vemos de esa otra manera. De ahí que la geometría sea
parte inherente de lo representado y de nosotros mismos, aunque no
siempre la valoramos en este justo término.
Podemos preguntarnos si estamos ante una geométrica matemática. Y tenemos que responder que sí, sin lugar a dudas. Pero podemos seguir
interrogándonos: esa geometría ¿es producto de la versatilidad? Y también
tenemos que responder que sí, evidentemente. Está claro que hay una
diversidad de posibilidades, tantas como personas y canales de
comprensión de las mismas. Y eso si tenemos en cuenta que estamos
hablando solo de este planeta y no nos interesamos por otras formas de
existencia distintas de las de aquí.
Francisca Blázquez es una autora geométrica, que, sin renunciar al
pasado, nos introduce en un nuevo concepto basado en la elegancia de la
búsqueda personal. No hay determinación purista en su estética conformada
por opciones cálidas cromáticas y estructurales pensadas para ser
emplazadas en situaciones espaciales.
No es una artista que persiga sorprender al espectador, porque su obra
posee suficiente consistencia como para no caer en trucos artificiosos.
Su desbordante fantasía la conduce a presentar una gran variedad de
propuestas en las que hay una constante común: su permanente búsqueda de
la trascendencia.
Francisca es una creadora comprometida consigo misma, especialmente con
la búsqueda de la iluminación interior. Su forma de vida austera,
practicante de danza clásica, natación, gimnasia y jazz, o bien sus
deseos anhelantes de conectar con la naturaleza circundante, con el medio
que nos permite ser más profundos y conocernos con mayor alcance, se
reflejan vivencialmente en su pintura que, sin embargo, no describe la
realidad.
En una sociedad de los mass-media, dominada por la necesidad de
consolidar imagen ante todo, el poder discernir más allá de los límites
habituales le impulsa a ser lumínica. Entendiendo como lumínica,
espiritual, trascendente, es decir un ser humano que va más allá de
religiones vacías, de los rituales sin sentido, siendo fiel a sí misma y
a todo lo que significa ser coherente consigo misma y con su
multiplicidad existencial.
Autora de más de 2.000 obras, con más de 35 exposiciones individuales y
320 colectivas en una docena de países, la autora madrileña nos conecta
con mundos fantásticos, o bien con formas geométricas inverosímiles para
la mente del ser humano común, pero, seguramente, existentes en otras
dimensiones o bien en la realidad más avanzada de la existencia que solo
los iniciados conocen.
Su principal aportación a la geometría actual es que no es una creadora
que apoye investigación plástica sin coherencia. Es una auténtica artista
vivencial, que se introduce en el marasmo dimensional a partir de su
pasión espiritual por la luminiscencia y su facilidad en ver la libertad
allá donde los demás ven obstáculos oscuros o cristales que no reflejan
su interior más puro.
Su obra es vida, recrea vida y aporta vida
Pedro Pérez
Director gerente de Grupo Dúplex
|